Caral Amoblamientos, Empresa

La historia de este emprendimiento comienza en 1970. En ese momento tenía 20 años y un montón de ilusiones, sueños y proyectos, veía a mi alrededor una Argentina convulsionada políticamente y en el aspecto económico el rumbo era incierto. En ese contexto y con mi inexperiencia inicié esta aventura comercial. Seguí el ejemplo de mi padre, un inmigrante español que en los años 50 comenzó con mis hermanos a crear y fabricar los primeros muebles del País. Transcurrieron varios años duros, hasta que en el año 1975 me encontraba yo manejando mi viejo rastrojero cuando observo un local desocupado sobre la Avenida Nazca, uno de los tantos por aquella época. Inmediatamente pensé “¡qué lindo local para una mueblería!”. Mi vida estaba en un profundo cambio gracias a la llegada de nuestro primer hijo recién nacido. Con el consentimiento de mi esposa decidimos alquilarlo. Todos nuestros ahorros apenas alcanzaban para cubrir el primer mes de alquiler, algunas máquinas y unos pocos materiales. Pero sobraban ganas e imaginación. El primer nombre que le pusimos al local era Nazca 88, tratando de relacionar la dirección del local con el nombre de la flamante empresa. Con la llegada de nuestra segunda hija, el nombre del local pasaría a llamarse Caral Amoblamientos. Durante los siguientes 5 años estuvimos mi esposa y yo trabajando solos y repartiendonos las tareas de administración y fabricación respectivamente. Fueron tiempos de grandes esfuerzos y sacrificios donde los primeros clientes naturalmente eran vecinos del barrio de Flores, donde se ubicaba el local. Con el tiempo nuestro trabajo comenzó a dar sus frutos y el nombre de la empresa se fue extendiendo haciéndose conocido en cada vez más barrios de la Ciudad y un tiempo después en todo el País. Con orgullo podemos afirmar que hemos amueblado hogares de todo la Argentina desde entonces. La actualidad nos muestra una realidad que gratifica y premia de alguna manera el esfuerzo y las ganas que le pusimos con mi familia a la empresa desde el primer momento. Hoy en día, mi hijo arquitecto y mi hija diseñadora de interiores se encargan de todos los diseños de Caral Amoblamientos aportando calidad y frescura en nuestros más exclusivos modelos. Siempre manteniéndonos leales a los conceptos que nos valieron un nombre en el rubro: precio, calidad y atención personalizada. Tres factores que seguiremos alentando en todas las etapas del proceso de diseño, fabricación y comercialización de nuestros muebles.